lunes, 20 de agosto de 2007

No solo en el viento famélico
no solo en la distancia corroída
abro el ropero y el invierno esta dentro
prendiendo fuego mi ropa.

8 comentarios:

cecilia dijo...

éste lo estuve recordando hace poco

Jimena Arnolfi dijo...

"no sólo en la distancia corroída"

me gustó mucho eso

frida dijo...

Permiso...

Pablo Distinto dijo...

Excelente.
Yo siempre suelo llevar mi primavera en la hielera

N. dijo...

A ver cuando actualizás!
Después te quejás y te metés en mi blog y me llenas de firmas incriminandome
pero por favorrrrrr
aparte estas mas desconectada... que el ital park
te voy a llamar
creo ke tengo tu teléfono
salú!

frida dijo...

Hay cosas que me conmueven, ayer alguien me mandó un mail para decirme que no vaya a buenos aires, que había paro de subtes, que total las charlas eran varias.
Me cagué de risa. Ya sabía que había paro de subtes. Además ya había decidido desde antes que no iba.
Tengo un disco hermoso que quiero escuchar caminando por la calle, lastima que todavía no tengo mp3. Las tecnologías son una cuestión económica que casi llega aburrirme.
Mañana voy a ir a una charla sobre fotografía que se llama "El ojo de Venus. La mujer y la Fotografía", suenta tan interesante que hasta me asusta la idea de que termine siendo una mierda, capaz te interesa (http://www.flickr.com/groups/diapositivas/discuss/72157601979954036/) y vas y te veo -porque tus rulos deben de ser imposibles de no reconocer- y vos no me vas a reconocer a í, entonces me voy a reir porque después voy a tener algo para decirte y vos no vas a poder decirme nada.
Que carajo importa todo esto, no?
Me sale una baba blanca por las orejas, no es rabia, es esa angustia que mi vientre ya se cansó de parir, así que la expulsan mis oídos (odios) porque ni siquiera las letras se me amigan en la encía para que yo las case en sagrada comunión. No soy poeta, pero si me sacás a caminar puedo volverme tan verborrágica...
Nota mental: sacudir(le) la melancolía a mi vecino el recuerdo.
No podría decir nada que diga algo, no podría escaparme corriendo a ningun lado, no podría servirme una taza de café sin tener ganas de vomitar cuando la termine, no podría besarme frente a un espejo ni despiojarme las manías de cuando recién me despierto, no podría si quiera acuchillar a la señora que deambula por mi espalda cada vez que quiero dormir y es de noche. No podría sentarme a escuchar a alguien leer en una plaza (porque nadie querría hacerlo), no podría fotografiarle la nuca a un loco porque mi mismísima nuca estallaría en gritos esquizofrénicos, no podría tampoco cerrar mi mandibula ante la sorpresa de la novedad que me produce el caos, este mismo quizá.
Qué por qué te estoy diciendo todo eso? No quiero responder preguntas.Pasa que necesito escupir en un lugar totalmente ajeno a mis lugares, después de esto, esta parte tuya va a formar parte de la mía e inevitablemente dejará de ser ajena esta ventana novedosa.
Te parece esto de ser un boceto todos los días?
Estamos en la punta de nuestro propio sexo que late al unísono de todas nuestras extremidades cayéndose. Estamos vaciándonos de deseo sólo por el miedo mismo a desear ¡nos!. Que extraño, esto, el asunto de la vida, los bajos mundos, la sangre que se cuece delante de un sol de plástico derretido contra la pared.
La primavera que nunca me llega me está rasgando los tobillos, nos están engañando otra vez con las estaciones, nos están ahogando de nuevo con la mentira de los corazones rosas, nos están vendiendo algo que ni siquiera se ha dignado a aparecer.
No te preocupes si te aburro, que estoy acostumbrada a decir cosas y que me cierren los ojos. El sin sentido, la hamaca vacía, el recuerdo sin recuerdo, todo está tan acostumbrado a mí que ya me levita en el ombligo, circular y estancado. Miento, me des-miento.
Voy a romper envoltorios de regalo para que me traigan buena suerte.
Bienvenida a mi nunca coherencia.
Acá estoy, un collar destejiéndose en zig-zag, un abánico de posibilidades abierto al calor colorado de las mejillas atardecidas bajo cualquier sol. Soy la que guardó los secretos de la niña, esos que nunca me contó. Soy esa terrible marioneta destino que se acurruca insomne frente a la máquina tragamonedas de las ventanas abriendo los ojos, es el nuevo día, la nueva mañana comiiéndome los ojos, maltratándome las pupilas con su imágen tan nueva.¿Qué es ese alarde de tener la obligación de andar sonriéndole a los des-conocidos? Una mierda de alarde.
Apareciste, ahí al costado, con árboles en los dedos.
Que sé yo.

isa dijo...

en verdad, yo pasé por tu flick, pero este tipo de comentarios queda mal en flickr, así que me vengo al blog y firmo acá, no vaya a ser el qué dirán!

me gustaron las fotos, mucho! sobretodo una vertical, en un campo, con un sembrado de girasoles q llega hasta la linea de horizonte y un chioc mirando a un costado de la foto! lindísima! me encantó!

Anónimo dijo...

wau. son geniales tus palabras.