sábado, 16 de agosto de 2008

IV

No poder no nombrar la palabra flor
como símbolo de lo que crece
las veces que gritas gimes suspiras callas
desde tus raíces indefinidas
que brotan como agua hirviendo
enérgico tu cuerpo como una gacela elegante
que se desnuda deslumbra cuando aparaces por la esquina
detrás del jardín
donde te adueñaste de la sangre del lenguaje
refugio primario de tu desesperación por llenar
el vacío de la huida mayor
desplegada al mismo tiempo que el sol te quemó los ojos
para que nunca los cerraras;

pero cierra ahora las piernas para escuchar al viento
o vas a despertar a los vecinos

1 comentario:

Anónimo dijo...

el vacío de la huida mayor,hermoso